miércoles, 17 de abril de 2013

Preparando los huertos para el Verano


Era un fin de semana de Abril ya entrada la primavera de Calendario, pero sólo este fin de semana  pasado había sido el propicio para comenzar con esa labor y después de un invierno sino tan frío como acostumbra por estos lares, si lluvioso como hacia mucho tiempo que no lo había hecho.
La verdad que todo este tiempo de cielo plomizo sin caer grandes cantidades de lluvia pero casi sin dejarlo había propiciado que los famosos aguanares de la Puentecilla, la Fuentes de los Yesos, el Aguanar, la Sima y la Sauca, hicieran aparecer el sonido incomparable del agua en la regueras que juntó con el trinar de los pájaros me hacia rememorar mis años de niñez y adolescencia en los que con gran alegría y alborozo llegaba por fin la Primavera.
Era justo después de la Fiesta del Árbol y casi siempre ya pasada la Semana Santa, y justo antes de que comenzara a oler a las jaras en flor y al romero florecido cuando era el tiempo propicio para comenzar con un ritual digno de haber podido guardar en algún Video o CD para poderlo comparar con el de ahora que no es otro que " preparar los huertos para el verano".
Prácticamente coincidían todos los vecinos, mulas, borricas, azadas, azadones y azadillas, antes preparadas y algunas de ellas puestas en agua antes unos días para que se hincharán los astiles y no se salieran, comenzaba un desfile que hoy ha venido a ser sustituido por el desfile, no también sin su aquel, de las Pequeñas y grandes " mulas mecánicas", camino de la vega, el sotillo, trasdelafuente, y otros parajes que ahora no me vienen a la memoria.
Así será que después de que la tierra esté en su punto de labor bien abonada y aireada se procederá a la siembra y plantación de patatas, judías, calabacines, tomates, pimientos, cebollas, etc. Pero para ello antes tendrá que haber venido el " hombre de la planta", que desde Brihuega cada año desde su buen vivero, se desplaza cada año en torno a la fecha de San Isidro, (15 de mayo).

Sirva este relato como homenaje a todos nuestros mayores que tanto tesón y entusiasmo ponían y aún hoy ponen para que esos huertos fueran el sustento y frescura de un verano duro que no tardaría en llegar.

viernes, 5 de abril de 2013

Queriendo yo un día saber...

Corría el año 1970, solo tenia 17 años y desde hacia meses trabajaba como ayudante de camarero en el Restaurante del Hotel Ritz de Madrid. La inquietud y el querer saber de esa edad me había hecho preguntarme varias veces el porque había ayudantes de camareros "extranjeros", también jóvenes pero algo mayores que yo trabajando en España y por supuesto aprendiendo el idioma a la vez.
Esa inquietud me hizo preguntarme mas de una vez, ¿ si ellos pueden venir a trabajar a España y aprender el idioma, por que yo no podría hacer lo mismo?.Los había franceses, belgas etc, y me olvidaba pero también había algún japones que ponía ese toque oriental de orden y disciplina de lo que son únicos.
Un día armado de valor le pregunte al respecto a mi primer superior que no era otra que mi Jefe de Rango en el Restaurante, el cual me contesto con un lacónico, ¡ y a mi que me dices !, tendrás que bajar a Dirección y hablarlo con ellos.
Cargadas las pilas durante la Semana Santa de ese año en mi pueblo natal Arbancón(Gu) y de vuelta en el Restaurante solo deje pasar un día  y al siguiente me presente en Dirección con la idea de aclarar mi inquietud, la cual quedo gratamente satisfecha.
Efectivamente el Hotel Ritz de Madrid mantenía convenios de intercambio laboral con otros hoteles en Europa, pero que a él en concreto en los años que llevaba como Director en Madrid, nadie le había planteado nunca, Me dijo se ponía a ello y que me iría informando.
Pasadas unas semanas me llamo a su despacho y me comunico la buena nueva de que había un hotel en París, en concreto el Hotel "Le Bristol" dispuesto a facilitarnos un contrato al amparo del convenio de intercambio que mantenían por un periodo de seis mese ampliable a otros seis, para una plaza de "Commis de Restaurant",(ayudante de camarero), el cual incluía también la estancia o alojamiento en una pequeña residencia que el Hotel mantenía al efecto para el personal extranjero que trabajaba en el mismo.
No me lo podía creer, lo que había sido una inquietud o deseo, se podía convertir en realidad en unos meses. Y así fue como una vez resueltos los trámites administrativos relativos al Contrato y las consabidas autorizaciones de la época por parte tanto del Ministerio de Trabajo como Asuntos Exteriores, para finales de Junio tenia el  Contrato "completamente en regla", para poder trabajar en París.
Pero aún tuve que esperar a primeros de Octubre para poder emprender el viaje a París, pues hasta el 28 de Septiembre no cumplía los 18 años que era la edad legar que el Contrato reflejaba para poder ser totalmente válido.
A partir de aquí os iré contando esas experiencias en ese mundo de 1970 que por entonces aún no estaba tan "Globalizado".

jueves, 4 de abril de 2013

A Londres desde París, pasando por Dover.

En mi primer blog os contaba mi inquietud de los 17 años por conocer otros países y lo más importante sus idiomas, y una vez alcanzado mi propósito en Francia durante casi 15 meses y entendiendo junto con mi profesora de l´Alliance Francaise de que el nivel de mi francés era bastante aceptable y ya alcanzada la mayoría de edad 18 años, para poder acceder a cualquier contrato de trabajo, decidí igual que había hecho en el Hotel Ritz en Madrid, dirigirme a la dirección del Hotel Le Bristol para saber si mantenían algún tipo de convenio o intercambio de personal con otros hoteles no solo en Francia sino con cualquier otro país en Europa ó EE.UU y Canadá.
Así fue como para mi alegría  Mr.Jammet, director a la sazón del Hotel Le Bristol me brindo la oportunidad de facilitarme un contrato en "stage"(convenio de intercambio), con duración de un año con otros Hoteles en el Reino Unido y Canadá, pues efectivamente mantenían ese tipo de convenios.
Canadá me llamaba mucho la atención pero por mis adentros algo me decía que el hecho de saltar el charco el salto debía de ser para empezar algo corto, para poder llegar a tierra lo antes posible y esa posibilidad de dar el salto más grande podría acometerlo más adelante. Por ello acepte un contrato como Ayudante de Camarero en uno de los hoteles con mayor prestigio a nivel mundial el Hotel Savoy en Londres.
Era el mes de Enero de 1972 y por tren desde la estación del Norte en París me dirigí a Caláis para en barco pasar el Canal de la Mancha hasta Dover en Inglaterra donde volvería a coger el tren que me llevaría a Londres.
La llegada en barco a Dover y el paso de aduana en ese lugar me hicieron rememorar lo que había leído sobre la llegada de inmigrantes Irlandeses e Italianos cuando llegaban a New York, a mi no me hicieron pasar una cuarentena, pero a pesar de que mi entrada en Inglaterra era totalmente legal, pues llevaba un contrato de trabajo autorizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de su Graciosa Majestad, me revisaron todo el pequeño equipaje que llevaba y más aún me hicieron desnudarme totalmente para acometer el consabido examen médico indispensable para poder trabajar en la Pérfida Albión.
Pasado ese mal trago me dispuse a esperar al próximo tren que me llevaría a Victoria Station en Londres.
Mi llegada al Hotel Savoy y mis primeros días en Londres lo dejo para mi próximo blog. Un saludo.

miércoles, 3 de abril de 2013

A Paris quedarás obligado a volver, seguro.

Así fue, París tiene, no como Sevilla un color especial, pero si un sabor especial que te hace sentirte bien, ciudad fácil aunque no sepas francés, acogedora, cosmopolita y llena de lugares y monumentos que te harán sentirte bien, grandes Museos y Exposiciones para todos los gustos y ese caché que le dan sus grandes avenidas y bulevares con sus tiendas y grandes almacenes donde su moda tanto ha dado que hablar y tantos artículos que leer.
Para mi a mis 18 años era algo sorprendente que me llenó desde el primer momento que me instalé, aunque obviamente no voy a contaros aquí mis penas que también las tuve, pero quedan recompensadas con la experiencia y conocimientos que obtuve tanto a nivel personal como profesional. Era una oportunidad única  que no podía dejar pasar y la verdad que trate de aprovecharla al máximo.
Volví por supuesto que volví en varias ocasiones tanto en viajes profesionales como familiares y cada vez que lo he hecho he quedado gratamente sorprendido de su dinamismo y actualidad. París hay que patearlo como vulgarmente se dice,  para sacarle ese provecho y conocer rincones que como en todas las ciudades grandes quedan fuera de los trípticos turísticos y de los touroperadores.


Ni que decir tiene que su gastronomía y hostelería están al alcance de cualquier bolsillo, no es una ciudad barata pero con un buena programación de tu viaje podrás sacarle un provecho y ahorrarte unos buenos Euros que podrás gastártelos en el Lido o en el  Moulin Rouge.
Quedáis invitados a conocer París y seguro que como yo, volveréis.
Un saludo