jueves, 4 de abril de 2013

A Londres desde París, pasando por Dover.

En mi primer blog os contaba mi inquietud de los 17 años por conocer otros países y lo más importante sus idiomas, y una vez alcanzado mi propósito en Francia durante casi 15 meses y entendiendo junto con mi profesora de l´Alliance Francaise de que el nivel de mi francés era bastante aceptable y ya alcanzada la mayoría de edad 18 años, para poder acceder a cualquier contrato de trabajo, decidí igual que había hecho en el Hotel Ritz en Madrid, dirigirme a la dirección del Hotel Le Bristol para saber si mantenían algún tipo de convenio o intercambio de personal con otros hoteles no solo en Francia sino con cualquier otro país en Europa ó EE.UU y Canadá.
Así fue como para mi alegría  Mr.Jammet, director a la sazón del Hotel Le Bristol me brindo la oportunidad de facilitarme un contrato en "stage"(convenio de intercambio), con duración de un año con otros Hoteles en el Reino Unido y Canadá, pues efectivamente mantenían ese tipo de convenios.
Canadá me llamaba mucho la atención pero por mis adentros algo me decía que el hecho de saltar el charco el salto debía de ser para empezar algo corto, para poder llegar a tierra lo antes posible y esa posibilidad de dar el salto más grande podría acometerlo más adelante. Por ello acepte un contrato como Ayudante de Camarero en uno de los hoteles con mayor prestigio a nivel mundial el Hotel Savoy en Londres.
Era el mes de Enero de 1972 y por tren desde la estación del Norte en París me dirigí a Caláis para en barco pasar el Canal de la Mancha hasta Dover en Inglaterra donde volvería a coger el tren que me llevaría a Londres.
La llegada en barco a Dover y el paso de aduana en ese lugar me hicieron rememorar lo que había leído sobre la llegada de inmigrantes Irlandeses e Italianos cuando llegaban a New York, a mi no me hicieron pasar una cuarentena, pero a pesar de que mi entrada en Inglaterra era totalmente legal, pues llevaba un contrato de trabajo autorizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de su Graciosa Majestad, me revisaron todo el pequeño equipaje que llevaba y más aún me hicieron desnudarme totalmente para acometer el consabido examen médico indispensable para poder trabajar en la Pérfida Albión.
Pasado ese mal trago me dispuse a esperar al próximo tren que me llevaría a Victoria Station en Londres.
Mi llegada al Hotel Savoy y mis primeros días en Londres lo dejo para mi próximo blog. Un saludo.

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